La fábrica de loza de San Claudio es un ejemplo paradigmático del avatar de las pequeñas industrias manufactureras, herederas de la tradición artesanal, que alcanzaron un alto nivel de tecnificación, simultáneo al arraigo con el entorno, a través de la marca de sus productos; y que merced a los procesos de globalización que han ido arrasando los ecosistemas productivos locales, van siendo objeto de deslocalización de su actividad y, en el caso de San Claudio, de cierre provocado, probablemente a través de una quiebra fraudulenta, hace ahora una década, después de 106 años de trayectoria productiva.
Como muchas otras industrias, también las instalaciones de San Claudio son triste ejemplo del abandono y el desinterés de las Administraciones por preservar cuando menos la riqueza del conjunto arquitectónico de la fábrica, como elemento de memoria viva de nuestra tradición industrial.
Este proyecto quisiera contribuir a la conservación de la memoria de la fábrica de San Claudio y a través de ella, de la extensa memoria industrial que Asturias atesora, proponiendo al espectador un recorrido físico y emocional en seis actos, uno por cada una de las caras del cubo imaginario en que se sintetizan el pasado y el presente, la prosperidad y la ruina, de esta fábrica emblemática.
Este es un proyecto de reivindicación de la memoria y de reflexión sobre nuestra historia, desde la convicción de que el arte puede y debe ayudar en ese esfuerzo de introspección y análisis crítico, así como en la búsqueda de caminos de reinvención y supervivencia para los entornos donde se produce y manifiesta.
Este es un proyecto de memoria y de esperanza.
“Un mundo sin fronteras crea nuevas fronteras y nuevos secretos. No dejan de crearse fronteras que se vigilan y controlan”.
John Urry, Offshore. La deslocalización de la riqueza