Basada en las aportaciones de Lo moderno de nuevo: Arquitectura en Asturias 1950-1965, de Fernando Nanclares y Nieves Ruiz, Premio Asturias del Colegio de Arquitectos de la región, la exposición Una edad de oro: Arquitectura en Asturias 1950-1965 dará a conocer al gran público una nueva interpretación sobre la época dorada de la arquitectura moderna asturiana, aquella desarrollada durante los años cincuenta y primera parte de los sesenta, momento en el que emerge de nuevo el espíritu moderno y renacen aquellas ideas vanguardistas que ya habían dado excelentes frutos en los tiempos de la República.
La recuperación de aquella modernidad, tras el paréntesis de la guerra española y el periodo de autarquía, no es literal, no hay una estricta continuidad estilística. Ya no hay tanta exigencia, no son tiempos de innovación sino de revisión, de adaptación a una realidad socioeconómica y cultural que ha cambiado. Es el momento de una nueva sensibilidad que se va imponiendo en las artes plásticas, en la música y en la cinematografía de la época.La tarea de renovación de la arquitectura asturiana de los años cincuenta recae en un grupo heterogéneo de arquitectos de edades y formación académica variadas que abordan su trabajo desde una visión estrictamente profesional y con gran libertad creativa. Entre ellos se encuentran Ignacio Álvarez Castelao, Juan Manuel del Busto González, Joaquín Cores Uría, Miguel Díaz Negrete, Julio Galán Gómez, José Gómez del Collado, Federico Somolinos Cuesta, Juan Vallaure Fernández-Peña y Joaquín Vaquero Palacios. Todos ellos producen una arquitectura brillante, colorista, deudora de la nueva abstracción que se abría paso en la plástica moderna, que transmite una sensación de optimismo, de cierta ligereza y desenfado, sobre todo si se compara con la que se va a realizar en las décadas siguientes, cargada de inseguridad y preocupaciones político-sociales y muy presionada por el desarrollismo consumista.
La exposición ubicada en las salas de exposiciones temporales del edificio de Ampliación, está articulada en 6 secciones e integrada por 105 paneles, 52 documentos originales, 15 piezas de mobiliario, 8 obras de arte y 1 cortometraje documental, que permiten al visitante reconstruir un imaginario (un imaginario latente, que deviene patente a través del recorrido por el espacio expositivo), y que no es otro que el de la propia arquitectura entre la que día tras día transitamos.