La exposición Fulgor, de Ramón Isidoro, abrió un nuevo programa en el Museo dedicado a artistas contemporáneos vinculados a Asturias y que tiene por objetivo la consolidación de la institución como un centro vivo capaz de aglutinar a las corrientes actuales y de ponerlas a dialogar con sus más destacados antecedentes. Comisariada por Alfonso Palacio, fue cofinanciada por la empresa Sidercal Minerales S. A.
De igual modo, la exposición inició una nueva singladura en el Museo, dedicada a mostrar proyectos ideados expresamente para el centro por artistas contemporáneos asturianos de sólida trayectoria, los cuales, como Ramón Isidoro, han experimentado en los últimos años con distintos lenguajes de la creación. Con ello se pretende continuar con la exploración de los lenguajes y discursos por los que avanza nuestra creación, ofrecer una plataforma más, en este caso institucional, para su exhibición, y reforzar la relación del Museo con lo más reciente del arte hecho por las distintas generaciones que habitan en nuestra comunidad.
Ramón Isidoro es un artista multidisciplinar de origen leonés, nacido en Valencia de Don Juan en 1964 pero afincado en Asturias desde muy joven y que ha venido participando, de manera constante y activa, en buena parte de los hitos culturales que se han venido dando en esta tierra desde la década de 1990. Su trayectoria artística, que engloba pintura, fotografía, instalaciones y escenografías de una manera integradora, se vincula desde hace tiempo con la búsqueda anhelante de lo sublime propia de la abstracción lírica.
La exhibición, concebida expresamente para la pinacoteca asturiana, estuvo compuesta por seis piezas de gran formato, todas ellas a medio camino entre la pintura, la instalación y el environment. Estas obras fueron realizadas con técnica mixta sobre tabla y tenían en común una profunda dimensión atmosférica, ambiental y climática. Pero lo que resultaba más impactante en todas ellas era el diálogo escenográfico que las mismas establecían en la penumbra de la sala del Museo con el juego cromático de una serie de cajas de luz retroiluminadas, a partir de las cuales despuntaba un fulgor espectral que interrogaba a la mirada y una armonía tonal que, como indicaba José Manuel Cuesta Abad en su texto para el catálogo, quedaba rota en el tránsito hacia una transparencia imposible.
La muestra se acompañó de un cuidado catálogo, realizado por el artista en colaboración con el diseñador Manuel Fernández (MF) y que incluía nueve textos de destacados autores vinculados al mundo del arte: el profesor José Manuel Cuesta Abad, el escritor Ricardo Menéndez Salmón, el director del Museo de Bellas Artes de Asturias Alfonso Palacio, el poeta José Luis Piquero, la crítica y comisaria Imma Prieto, el artista asturiano Avelino Sala, el profesor de Literatura de la Universidad de Oviedo Leopoldo Sánchez Torre, el músico Xabel Vegas y el crítico de arte José Luis Corazón.