Marina Abramović (Belgrado, 1946) es una de las protagonistas indiscutibles del desarrollo del arte de la performance durante las últimas cinco décadas, cifrando el arranque de su trayectoria en los primeros compases de los años setenta del siglo XX. Y para estrechar más el círculo, pues se trata de un concepto muy abierto a prácticas y contextos en ocasiones sumamente dispares, lo primero que hay que señalar es que Abramović, al inicio sola, luego junto a su compañero Ulay, y finalmente otra vez sola, se ciñó al que podría considerarse rango más puro de esta práctica: el que hace del cuerpo el sujeto y objeto de la obra, el instrumento que aparece marcado, connotado, situado y también manipulado en un escenario público o en un ámbito privado, que pasa a ser documentado mediante fotografías, películas o cintas de vídeos, y que por lo tanto se presenta como una prolongación sin apenas cortes de determinadas variantes del Body art. A ello es a lo que se abrazó la artista serbia desde sus inicios y por cuyo camino ha seguido transitando hasta la actualidad. Y además, dentro de esta manera de encarar su propia cosmovisión, Abramović optó por hacerse una performer más cercana al giro ritualista de otros colegas suyos, y en su caso con una vertiente incluso más ascética que los demás, que al de la performance como mera tarea o acción, en la que se encuadraron otros creadores de su generación igualmente importantes.
La presente exposición, concebida como una pequeña pero selecta muestra, y que acoge la sala de exposiciones temporales del Museo de Bellas Artes de Asturias, reúne un total de nueve obras de Marina Abramović pertenecientes a la Colección Fundación María Cristina Masaveu Peterson y a la colección particular de su presidente, Fernando Masaveu Herrero, que de un modo u otro plasman esto que se está diciendo. Las mismas, además, abarcan un extenso periodo de trabajo de la artista que va de 1977, cuando junto a Ulay realizó algunas de las performances más trascendentales de su carrera y de todo el panorama artístico de su época, como Relation in Time, Interruption in Space y Breathing in-Breathing out, hasta 2018, fecha a la que pertenece una magnífica pieza concebida a modo de autorretrato de la propia creadora. Son por otra parte una excelente representación de la colección de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson que, heredera de la tradición coleccionista y de mecenazgo de la familia Masaveu, se centra especialmente en el arte contemporáneo, con piezas de artistas jóvenes o emergentes pero también consagrados como la propia Abramović, Premio Princesa de las Artes 2021. Con ellas, y a través de este nuevo proyecto expositivo, Fundación y Museo consolidan su apuesta por el trabajo en red y colaborativo entre las dos instituciones, que tan buenos frutos ha dado y seguirá dando en un futuro.