El Programa La Obra invitada tiene como misión traer al Museo de Bellas Artes de Asturias durante un periodo de tres meses destacadas obras procedentes de coleccionistas particulares o de otras instituciones nacionales e internacionales que contribuyan a reforzar el discurso de la colección permanente, bien porque permitan profundizar en aspectos ya contemplados por la colección, bien porque permitan cubrir lagunas que en ella puedan detectarse.
La pieza escogida para el primer cuatrimestre de 2016 es Vestido de noche en crespón de seda negro y guarnición de cinta aplicada de lentejuelas, guipur y cristales facetados, creado por el diseñador Cristóbal Balenciaga en 1968 y procedente del Museo Cristóbal Balenciaga de Getaria (Guipúzcoa). Se trata del primer traje que forma parte del mencionado Programa, escogido para la ocasión por la particular relación que unió a Balenciaga con el pintor asturiano Luis Fernández (1900-1973), en cuya sala monográfica se expondrá el vestido. Ambos estuvieron unidos por una estrecha amistad y, además, el segundo coleccionó varias obras del primero. Así mismo, Balenciaga también fue amigo y/o coleccionista de otros artistas representados en el Museo, como José Caballero (1916-1991), cuya obra se expone también en la primera planta de la Ampliación.
Cristóbal Balenciaga (1895-1972) es uno de los más destacados e influyentes creadores de moda del siglo XX. Desde su infancia, tuvo la posibilidad de acceder al guardarropía de la marquesa de Casa Torres, donde absorbió conceptos sobre la elegancia y la calidad de los materiales que serán fundamentales para su carrera. Ya en sus inicios como modisto en San Sebastián se caracterizó por ser un trabajador incansable y perfeccionista, gran empresario y elegante persona. Rodeado de un círculo de personas de su entorno más próximo, trabajó con ellos en sus talleres de costura hasta el cierre de los mismos, en 1968. La apertura en 1937 del Salón de París fue su consolidación absoluta a nivel internacional, siendo entonces apreciado por Christian Dior como “el maestro de todos nosotros”. En cuanto a su concepto de elegancia se va modificando a lo largo de los años, con sutiles matices y gran coherencia, como se puede apreciar en la línea Tonneau de 1947, el semi-fit de 1952, la túnica de 1955 y el vestido saco o el vestido Baby-doll de 1958.
Balenciaga logró una de las mayores contribuciones a la moda femenina del siglo XX: la definición de una nueva silueta. Mediante innovadores cortes se diferencia del hito creado por Dior (el llamado New Look) y libera el cuerpo de la mujer a través de volúmenes sorprendentes. La importancia de un elemento invisible, que envuelve el cuerpo femenino y soporta el volumen del vestido, es apreciable en todas sus creaciones.