El Museo de Bellas Artes de Asturias propone para el segundo cuatrimestre del año la muestra titulada Guerrero/Vicente, una exposición co-producida por el Centro José Guerrero de Granada y el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, coorganizada por Acción Cultural Española y en la que colabora el Museo de Bellas Artes de Asturias.
Guerrero/Vicente se configura como una muestra que pone en relación la obra de los dos únicos artistas españoles que formaron parte de una de las corrientes artísticas más importantes del siglo XX: el Expresionismo Abstracto Americano. A este respecto, esta propuesta expositiva tiene como objetivo evidenciar las similitudes y diferencias entre dos artistas que, historiográficamente, siempre han sido tratados individualmente pero que, realidad, presentan múltiples puntos de encuentro. Sus respectivas obras, marcadas por una férrea personalidad artística, mantienen un claro diálogo que funciona como eje vertebrador de esta exposición.
En este sentido, Guerrero/Vicente funciona como un recorrido por la trayectoria profesional de ambos artistas. La muestra parte de una serie de coincidencias que marcaron los años de aprendizaje de los dos pintores. Por un lado, una primera formación en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Y, en segundo lugar, la partida a París, cuna por entonces de la vanguardia artística en Europa. Mas tarde ambos se casarían, además, con mujeres norteamericanas, hecho que les motivó a trasladarse a los Estados Unidos. Mientras que Esteban Vicente se trasladaba en 1936, José Guerrero no lo haría hasta 1949. En todo este tiempo, la obra de Guerrero y Vicente habría evolucionado de un primer estadio figurativo que progresivamente se iría diluyendo hasta convertirse en abstracción.
1950 fue, no obstante, el año que marcaría el cambio definitivo en la trayectoria profesional de ambos artistas. En el caso de Esteban Vicente, esta transformación vendría motivada por la exposición Talent 1950, para la que fue seleccionado por Meyer Shapiro y Clement Greenberg. Por su parte, 1950 sería el año en el que José Guerrero se instalaría en Greenwich Village, barrio en el que, por entonces, estaba establecida una importante colonia de artistas. Guerrero pronto contactaría con agentes que lo presentaron a la galerista Betty Parsons. Desde entonces, tanto Vicente como Guerrero se mantendrían fieles a los dictados de la primera generación del Expresionismo Abstracto Americano relacionándose directamente con artistas de la talla de De Kooning, Rothko, Kline, Motherwell, Guston, Newmann o Pollock, entre otros.
A pesar de las diferencias estilísticas, tanto José Guerrero como Esteban Vicente tuvieron una preocupación común por el color. En el caso de José Guerrero ésta se dio muy pronto, y lo hizo en clave de elemento estructurador de la composición. En lo referente a Vicente, dicha inquietud le llegaría más tarde, sin embargo, a finales de 1950 ya comenzaría a investigar sobre el modo de atrapar o fijar la luz, algo que consiguió gracias al color.
La selección de obras de esta muestra, que consta de más de 60 piezas procedentes de cerca de una veintena de museos y colecciones, muestra las carreras paralelas de Guerrero y Vicente centrándose en tres momentos señalados de un recorrido compartido: una primera fase figurativa con paisajes urbanos y rurales; una segunda, en la década de los cincuenta, en donde ambos creadores se meten de lleno en la abstracción; y, finalmente, una tercera etapa, ya en los años setenta, en la que tanto Guerrero como Vicente fueron destilando una voz característicamente propia y representativa de sus respectivos momentos de madurez que les llevaron a asumir la pintura de los campos de color de un modo muy personal en cada caso.
La exposición Guerrero/Vicente, que llega procedente de Segovia, estará presente en el Museo de Bellas Artes de Asturias entre los meses de junio a septiembre de 2019. Con motivo de la misma se ha editado un catálogo que cuenta con un texto principal de Inés Vallejo además de otros introductorias realizados por destacados historiadores y críticos de este país como son Juan Manuel Bonet, Guillermo Solana y José maría Parreño.