ciclos de cine
21 de octubre de 2015, 18:00
28 de octubre de 2015, 18:00
4 de noviembre de 2015, 18:00
11 de noviembre de 2015, 18:00
La relación entre el cine y la pintura ha sido una constante ya desde el mismo nacimiento del llamado “Séptimo Arte”. No en vano, Jean-Luc Godard, primero en una conocida ponencia y después en su filme La Chinoise (1967), definía a Louis Lumière como “el último pintor impresionista”, una etiqueta que, ciertamente, sintetiza el evidente parentesco entre ambas artes visuales.
Ya en los orígenes del cine convivían el primitivo “Film d’Art”, que recreaba cuadros famosos mediante la técnica del tableau vivant para dotar de distinción a sus producciones, con un cine de aspiración popular, especialmente el de ambientación histórica, limitaba las relaciones con la pintura al uso de los lienzos como meros modelos para lograr una adecuada recreación del momento histórico.
Aunque esta segunda vertiente se ha mantenido latente a lo largo de toda la historia del cine, la irrupción de las vanguardias alteró las relaciones entre ambas disciplinas artísticas. Si hasta ese momento esos vínculos eran unidireccionales –con la pintura influyendo de manera notable en el cine, pero sin apenas retorno– la aparición de una generación de artistas –que además pertenecía a la primera generación de espectadores cinematográficos– propició que se entablara un auténtico diálogo entre las dos artes que derivó primero en el desarrollo de diversos movimientos (el futurismo en pintura, el expresionismo en el cine…) pero que posteriormente se ha mantenido en el tiempo, dando lugar a una fecunda relación que ha marcado la evolución de los dos medios.
El objetivo del programa Diálogos entre el cine y la pintura, iniciado en 2014 y que tiene continuación en este ciclo, es recorrer algunos de los aspectos que han vehiculado las relaciones entre el cine y la pintura, presentar esos diálogos que han propiciado la realización de algunas de las películas más singulares de la historia del cine.
Este nuevo subciclo, el sexto de la serie, está integrado como sus predecesores por cuatro películas. Nos muestra cómo nuestra visión del pasado histórico está filtrada, en gran medida, por el Romanticismo. La iconografía y la estética desarrollada por los artistas y escritores decimonónicos es tan potente que se revela como una influencia esencial en los movimientos artísticos e intelectuales posteriores, y han sido además utilizadas por algunos regímenes políticos para dotar de un mayor atractivo a su visión de la historia. En el ámbito cinematográfico, la preeminencia del Romanticismo se hace especialmente patente en algunos momentos clave de la historia del medio, como el cine producido durante la República de Weimar o el del período clásico de Hollywood, aunque su herencia se puede rastrear aún hasta nuestros días y, especialmente, en un cine de raigambre más popular.
Entrada: libre hasta completar aforo.
Lugar: salón de actos del Museo Arqueológico de Asturias.